3.8.10

Cuando la vida te presente razones para llorar, demuéstrale que tienes mil y una razones para reír




“El Alimento de mi Boca” de hoy se llama:

“Cuando la vida te presente razones para llorar, demuéstrale que tienes mil y una razones para reír”.


Imaginando correr por toda la arena de la playa, con el corazón abierto, respirando a flor de piel, absorbida ya en mis esperanzas. Una criatura alada caminando por el cielo, pisando cada estrella, colgada de aquellas enormes manos que mecían mis sueños. Esas, que sabiendo que las puertas son pasaporte hacia el éxito, abrieron todas y cada una de las que guardaba, aumentando así la libertad. Y ahora de nuevo, renazco en el mismo lugar donde un día encontré todo. Olvido viejos fracasos. Sólo quiero querer o desprenderme. Dejar de ser un simple minutero, siempre moviéndose al compás de otros relojes, sin dar cuenta; que pasa el tiempo.
Tu risa me vale, tu vida. Me da ánimos recibidos, busco emitir más colores. Pararme al lado tuyo, tratemos de escuchar la brisa del mar, el oleaje. No estoy limitada y puedo seguir, me animo con todo este ánimo que me contempla. Toda la fuerza que tengo la doy en conocerte, en limpiar mi espíritu para vos, en expulsar de mi cada mañana todo lo feo, todo lo malo… de mi boca salen palabras y el espíritu siempre queda intacto. Y el deseo de saltar hacia vos, sin recuerdo del desierto y aquellas almas perdidas, abatidas, que observaban.
Fuerte, púrpura, y con los ojos pegados al cielo, me dejo llevar por el oleaje. Necesito correr el riesgo de soñar. Y que lo que se avecine se mueva, porque los logros siempre fueron méritos. Olas gigantes de males vividos, aguas en calma de vida anhelada; Y aún así, y frente a todo, manteniendo mi yugo, mi dedicación. Siento tanto y quiero sentirlo, porque ya no es lo que uno siente, sino quién lo siente. Por que dentro del agua, con respiración, con aire en los suspiros… Se ahogan las penas.
Y sin el debido rencor, aprender que no importa a donde llegué, sino hacia donde me dirijo. Y ahora puedo hablarte, frente a frente. Recuerda entonces “Cuando la vida te presente razones para llorar, demuéstrale que tienes mil y una razones para reír”.
Ayelén D' Angelo

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