5.11.09

Ayelén D Angelo y



El Alimento de mi Boca de Hoy se llama: “Disfrutemos del Silencio” con música de Depeche Mode “Enjoy the silence”
El Subte de mi mañana de hoy, estaba formado por millones de cuerpos de ojos inmóviles y extremidades aplastadas. A pesar de lo repleto y mezclado que iba mi vagón, nadie reflejaba en su mirada inseguridad, ni tan si quiera parecía que hubiera alguien incómodo. Era un damero de lo más formal. Es lo bueno de los bosques tan llenos: ningún árbol es capaz de caer gracias a la resistencia de los de al lado. Lo malo es, precisamente, la incapacidad para discernir algún árbol de otro. Aquello es, durante unos minutos, tan sólo un amasijo de ramas que se tocan sin querer, de silencios revueltos entre bostezos y el chiki pungi chiki pungi de algún MP3.
Ninguno de nosotros recibimos la respuesta de una mirada de más de 30 segundos. Por eso todos acabamos mirando el suelo o, si somos precavidos, nos sumergimos en las hojas de algún libro que nos saque de ahí.
Son unos minutos monotemáticos a los que los bebés -ellos que pueden- reaccionan con la más profunda narcolepsia y sobreviven con lenguaje demandante… casi siempre a los gritos y en llantos. Pero a veces, sólo a veces, ocurre el milagro. Y hoy ocurrió. De entre todas las manos y cabezas que ondeaban por encima, mi ojo izquierdo vislumbró una linda cabellera de color rubio-rojizo. Impactada, quise averiguar quien era el ser que llamó mi atención. En general me gusta mucho la gente colorada…porque soy así…un ser q no soy, ni morena, ni rubia..ni nada…con los años escuché que a mis espaldas muchos me decían “colorada”… y hoy mirando a esa chica y su pareja fui testigo de gestos que salían de sus cuerpos.
Era una pareja como tantas otras, que estaban pegadas haciéndose mimos. Un caballero y una jóven.
Ella, la colorada… acariciaba el cabello muy dulcemente a su compañero. Pasaron todo el trayecto en silencio, abrazados, como tantas otras parejas del vagón. La diferencia resultaba de las miradas que se regalaban el uno al otro. Cada vez que sus ojos se cruzaban, aquello parecía mágico, casi de cuento, y brotaban de sus caras inmensas sonrisas rojas, ligeras, húmedas y hasta casi sexuales, que por supuesto nos dejaba muy pequeños al resto de los anodinos seres del vagón que por esas horas ahí estabamos. Poco a poco todos los viajeros de ese tren quedamos cautivados con la escena de aquella pareja que parecía alimentar en el silencio todo lo más profundo de la pasión, la sensualidad, el entendimiento y la dualidad que puede proporcionarnos la sensación de amar a otro.
Era tan mágico que muchos no podíamos llegar a entenderlo. Y vino el final: él había llegado a su parada, y, antes de bajarse, se volvieron a besar de aquella forma pasional. El se bajó, y no se dijeron nada.
Ella se asomó a la ventanita para decirle adiós y durante aquellos minutos que el tren tardó en arrancar no hicieron más que gesticularse palabras y pensamientos que todos entendimos.
Aquella pareja de hipoacusicos nos hizo comprender que el silencio, a veces, es la mejor forma de hablar. Disfrutemos del Silencio nos dice Depeche Mode en esta canción “Enjoy the silence”.
El Círculo Música, Conceptos y Vos!!!
Email: ayelendangelo@yahoo.com.ar

No hay comentarios:

Publicar un comentario