El ALIMENTO DE MI Boca de hoy se llama:
“Caminando por mi calle preferida”:
Con música de Bajofondo "Perfume"
He paseado… he cafeteado… y me he sentido identificada con algún personaje de esas películas de Carlos Saura dónde explora el recuerdo y la intromisión del pasado en el presente ; recorriendo algún pueblo o barrio olvidado… Recorriendo esos lugares que forman parte del presente y el pasado de cada uno… esos lugares en los qué queda un desliz de nosotros mismos… a pesar qué la vida se empeñe en ir “borrando” parte de esos álbumes fotográficos que restarán por siempre en nuestras almas… Esos lugares y esos recodos que brillaban en nuestras mentes y hoy los recorres para encontrar el olor, de esas ventanas, las mismas veredas rotas y el café de la esquina…
Hoy he vuelto al que fue mi lugar durante mucho tiempo. Allí están las calles en donde caminé durante tantos años, en donde compartí tantos cumpleaños. Y sonreí tanto. Hoy he sentido mi paseo por aquellos mismos sitios, menguada. Como la luna en eclipse de domingo… Era un espectáculo bonito, pero al mismo tiempo triste. Es penoso que un millón de personas caminen por ese mismo lugar sin saber tu historia. Sé que hoy me ha dolido el alma, aunque no dejara de sonreírme. He caminado lento, muy lento, y he mirado cada detalle, cada flor nueva en alguna maceta de balcón, y le he dado la mano a viejos amigos y amigas. Me he sentado a tomar un capuccino con mi libro “El poder del Ahora “ de Eckart Tholle. Ahí en mi café preferido de adolescente: el “Café de la Paz” , y ya no me atendió aquel viejo camarero de toda la vida…éste era un jovencito que no conocía ni la historia del lugar donde trabajaba.
He vuelto a ese lugar Y me ha eclipsado. Recordando mis sueños de psicología e ideales. Pero de pronto Quería huir de ahí . Quería volver a mi calle Corrientes de antaño… de librerías y cines, hablar hasta morir de Freud y Lacan. Mirar las flores nuevas. Y ya no escuchar a los que fabrican melodías enigmáticas, como las de las sirenas de Ulises. Quería ver a otros que se rasgaran la dermis como yo recordando la mítica Calle Corrientes, pero sólo vi un mundo de soberbias y altivez comercial.
Y duele ver que esos sueños para muchos se terminaron y perdieron los ideales. Cuando recordé que es a mí a quien tengo que mirar, son las calles de mis huesos y de mis pestañas.
Me he dado la vuelta sintiendo que por fin todo eso sirvió y está todo en mí!
Por fin siento que los duelos, los enfrentamientos, no son malos. Y entonces he mirado nuevamente mi calle Corrientes. Y he pensado que es como esas caricias y esos besos que se quedan en la punta de los dedos un rato más después de verle, calentando las yemas de los dedos, tiritando el alma. Y que es valiente, y es mi calle y que la quiero a rabiar, a pesar de todo…la sigo caminando y persiguiendo mis sueños.
Mis oyentes les envío un abrazo y un café desde mi lugar: mi calle Corrientes- Mi buenos Aires querido!!!…
Ayelen D'Angelo
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