El ALIMENTO DE MI Boca de hoy se llama:
”MIRAR Y VER, fragil! ”
Hoy mis ojos miran fijos y firmes, contemplando todo lo que quiero ver y no solo mirar. Porque hay una diferencia entre tan solo mirar y ver: Mirar es la simple acción de dirigir nuestra vista hacia un objeto o persona, es la acción animal propiamente dicha.
Y comenzamos a ver cuando razonamos y analizamos el objeto en cuestión, sacando una conclusión del mismo.
Ver también se refiere a la comunicación del espíritu. Es aquella frase que los místicos o personas espiritualmente elevadas llaman "Estar Despiertos" que se refiere a la visión interior del propio ser, aceptándose como tal, con su espíritu inmortal y su cuerpo mortal.
Estado del ser que nos deja a un paso de la "Contemplación”.
No sé lo que me depararán los años. No sé si la mirada se me volverá, sin previo aviso, triste y lánguida. No sé si palideceré, yo también, frente a mi sombra. Si cruzar la esquina y verla me recordará el día en que quise volar y separé los pies del suelo al menos unos centímetros... No sé si un día quedaré indiferente ante todo esto. Si un día dejaré de enmudecer ante el mar, ante el sol. Si un día quedaré indiferente ante otros ojos, ante mi niña interior, ante las montañas.
A veces la melancolía se apodera tan fuerte que un recuerdo aparece como una imagen en blanco y negro. A veces la melancolía es tanto, que separa durante un rato, el tiempo del espacio. El instante de las prisas. Se desmigajan los corazones con muy poca frecuencia, creo. Como si lo habitual no fuera ver cada otoño caer los sueños de las bocas como caen las hojas de los árboles. Cortar el viento con un aliento. Como si lo frágil, fuese feo. La fragilidad sufre y sueña. Y es terriblemente bella. Lo es porque huele a corazón desgarrado por amor. Huele a mordiscos en el cuello, a hundir los dedos en su pecho, como lo hacían los aztecas. Igual también en honor al sol. Por la vida. Huele a cortar el aire en suspiros. A mano contra mano y no como puño. A lluvias de noche y piel caliente.
Aún olía a vereda mojada, desde mi ventana, abrí los ojos y encontré ahí su figura entre un cielo lleno de estrellas. Pensé que aquel sería un bonito final. Y sonreía. Porque ¿sabes? tengo la fea costumbre de acordarme de todo lo que me gusta cada vez que sonrío. Tengo la fea costumbre de sentir, que haberme encontrado con alguien como vos en el camino, es digno de tener, al menos, fe por la vida. Digno de convertirme en alguien que siente. En alguien, sí, frágil que distingue entre “Mirar y Ver”…al entrarme con seres como Ustedes, mis oyentes Fm 87,5 Programa “El Círculo”.
Gracias a Todos los que formaron parte de este Programa “El Círculo” Nos podés escuchar de Lu a Vie en
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